El arroz es un alimento esencial para más de la mitad de la población mundial, con un consumo per cápita en América Latina y el Caribe (ALC) de aproximadamente 30 kg por persona al año. Sin embargo, la región enfrenta un déficit de casi un millón de toneladas anuales, lo que obliga a cubrir la demanda mediante importaciones. Este escenario se ve agravado por factores climáticos y tecnológicos que afectan la productividad y los ingresos de los agricultores familiares, especialmente aquellos con menos de 10 hectáreas dedicadas al cultivo de arroz.
Desafíos actuales en el cultivo de arroz
Los pequeños productores de ALC enfrentan múltiples desafíos, entre los que destacan:
- Variabilidad climática: Cambios en los patrones de precipitación y temperaturas extremas afectan el ciclo del cultivo, reduciendo la disponibilidad de agua en momentos críticos. Por ejemplo, el norte de Perú ha experimentado una transición de inundaciones a sequías profundas, afectando gravemente la producción arrocera.
- Prácticas de riego ineficientes: La inundación continua, común en el cultivo tradicional, conduce a un uso excesivo de agua y al aumento de emisiones de gases de efecto invernadero, como el metano.
Innovación tecnológica: el Sistema Intensivo de Cultivo de Arroz (SICA)
Para abordar estos desafíos, se ha implementado el Sistema Intensivo de Cultivo de Arroz (SICA), una tecnología que busca mejorar la productividad y la sostenibilidad del cultivo. El SICA se basa en:
- Manejo eficiente del riego: Implementación de técnicas como el riego por alternancia de inundación y secado (AWD), que reduce el consumo de agua y las emisiones de metano.
- Optimización del uso de insumos: Disminución en la cantidad de semillas y fertilizantes utilizados, reduciendo costos y el impacto ambiental.
- Mejora de las prácticas agronómicas: Uso de variedades de arroz adaptadas y técnicas que fortalecen el sistema radicular, aumentando la resistencia a condiciones adversas.
Resultados obtenidos con el SICA
La implementación del SICA ha mostrado resultados prometedores en varios países de ALC:
- Colombia: Se lograron reducciones en el consumo de agua de hasta el 42% y disminuciones en las emisiones de metano y óxidos de nitrógeno.
- República Dominicana: Se registraron aumentos en los rendimientos de hasta el 25%, con ahorros significativos en el uso de semillas y agua.
Además, la adopción del SICA ha contribuido a una mayor resiliencia de los cultivos frente al cambio climático, mejorando la seguridad alimentaria y el bienestar de los productores.
Perspectivas futuras y recomendaciones
La adopción de tecnologías como el SICA es crucial para enfrentar los retos que impone el cambio climático en la producción de arroz en ALC. Se recomienda:
- Capacitación y extensión agrícola: Formación continua a los agricultores sobre prácticas sostenibles y eficientes.
- Políticas públicas de apoyo: Desarrollo de incentivos y subsidios que faciliten la adopción de tecnologías limpias y eficientes.
- Investigación y desarrollo: Fomento de estudios que generen variedades de arroz más resistentes y adaptadas a las nuevas condiciones climáticas.
La implementación de prácticas agrícolas sostenibles y adaptadas al cambio climático es esencial para garantizar la seguridad alimentaria y el desarrollo sostenible en América Latina y el Caribe.